°°°° La guarida del Tío Lolo °°°°

Friday, June 09, 2006

El rogar y el rogar

En días pasados tuve que hacer un viaje relámpago nocturno y en plena lluvia. Antes de embarcare en esta aventura le rogé a Batio que me alejara de los pinches traileros cocos que manejan como desesperados. Llegando a mi destino paso por los billares de un amigo al que tiene rato que no veo pero siempre que paso por su negocio me acuerdo de él. Me sentí un poco culpable de ese abandono.

Me detengo a saludarlo y no estaba, decidí esperarlo mientras me aventaba unas partiditas de pool, ya que soy medio pendejo para la carambola. También para el pool pero me defiendo mas.

En eso llega una amiga que fue compañera mía en la secundaria y en preparatoria, me dice que se acaba de cambiar de casa y ahora vive a dos cuadras del billar. Seguido pasa a darse sus vueltas por ahí y tomar unas chelas con mi amigo. Esa noche no era la excepción.

Mi amiga es bonita y tiene buen cuerpo, nunca se ha casado pero si le ha dado vuelo a la hilacha con cuanto cabrón se le apareciera, contando con un pequeño detalle, menos conmigo, ignoro la extraña razón pero muchos de mis amigos han probado del dulce sabor de sus labios. Bueno, yo también, pero no en mis cinco sentidos.

Se me hace raro que pase tan seguido con mi amigo puesto que los dos nos parecemos en muchas cosas pero en principal una muy jodedera: somos medio huraños y ermitaños a veces.

Llega mi amigo y la amiga se deshace en elogios hacia él. Luego en confianza mi amigo me comenta que “esa pinche gata viene todas las noches rogándome que me la coja, pero nel”. Me sorprende el tamaño de la rogada de la amiga, puesto que muchos estaríamos dispuestos a hacerle el favor sin tanto rogar, es más hasta unos billetitos se podría embolsar fácilmente.

Pero no, no todos contamos con esa suerte.

Ya en confianza mi amigo me platica que a quien le ruega un chingo es a una chava que está muy buena pero algo feíta. Tamañas nalgotas le atraen de ella pero nunca le hace caso, es más, ni siquiera le contesta las llamadas. Cuando me dice a quién le rogaba casi me da un pinche infarto. Es una vieja que me anduve tirando cuando no tenía novia y que solamente le llamaba por teléfono cuando quería sexo y en menos de media hora ya la tenía lista en la cama dispuesta a pasar una noche mágica de plática-cojedera-soñadora.

Ella no llegaba al extremo de rogarme pero siempre me llamaba en las tardes para preguntarme qué iba a hacer en la noche. Casi casi era una invitación a que nos pusiéramos de acuerdo para vernos en la noche y le diera su dosis de chaca chaca. Muchas veces la bateaba para poder ver a gusto las películas del Canal 11 sin distracciones nalgotrescas. En el fondo ella deseaba fervorosamente que un día tuviéramos una relación formal.

Cuando regresaba a casa me daba idea del pinche círculo que se armaba. La vieja vecina-billaresca-rogona que se me antojaba y el pendejo-dueño-del-billar-antiruegos, la nalgona-fea-calientacamas y su servilleta lolesca que ya no la pela.

Muchas veces he rogado por un culo (ni tan) guango sin conseguir resultados satisfactorios. Muchas veces me han caído como del cielo para ayudarme a calentar mi camita en esas noches tan frías.

Porqué seremos tan ciegos a veces?

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