Hay cosas que no se quieren entender y otras que no se pueden comprender.

Este fin de semana hubo una gran fiesta en casa de un amigo para festejar su cumpleaños, inusualmente en él, pidió una casa prestada con un gran jardín, dispuso todo para una gran fiesta, equipo de sonido, edecanes dispuestas a ponerse pedas a la menor provocación, como es de suponerse tiró la casa por la ventana, cerveza al por mayor, arrachera asada por montones, llegaron amigos de todos lugares, bueno, hasta un diputado desconocido llegó y nadie supo quién lo invitó.

Llegó un amigo DJ que anda en aras de convertirse en el nuevo ícono de la música electrónica, claro ya después que ha pasado el furor por la misma, al parecer solo Ibiza y los países bajos siguen siendo los últimos reductos de la onda. Acabó poniendo a Chalino Sánchez a petición del respetable.

Todo esto me pareció muy bien salvo por una pequeña cuestión: no asistí a la fiesta.

Tuve a bien encerrarme en mi casa a descansar todo el sábado. Ando con las pilas bajas y aún no encuentro la razón. Tengo planeado un viaje a EU en los próximos días que espero me levante este ánimo.

Todos los detalles y pormenores de la fiesta los tuve puntualmente descritos por un amigo que se plantó en mi casa el domingo a las 11 am con medio kilo de barbacoa que se sirvió en el almuerzo para curar la cruda del día anterior.

Casi nadie entendió mi negativa a asistir al tremendo guateque. Ni yo mismo realmente sé a ciencia cierta el porqué no asistí. Compré pirata la película El Descenso y el gran problema es que el final no se podía ver porque sencillamente no lo grabaron.

Pero por supuesto que seguiré comprando piratas, es más barato regalarle 10 pesos a un ratero de la calle que a un ratero uniformado-cara-de-estúpido-ignorante que te cobra 45 pesos por una basura fácilmente desechable.

Al parecer es el primer post donde no escribo groserías.

Algo no anda bien.