No, gracias.

Recibí invitación putesca para dar clases en una universidad patrulla de tan ínfima calidad que cualquier sucursal del Grupo Cultural ICEL a su lado, parecería Harvard, Oxford o el MIT.

El resultado de todo esto deriva de mis ambiciones juveniles universitarias de dar clases. En cierta ocasión me inscribí en una especie de taller de formación de futuros profesores, experiencia chingona porque conocí a Laura Muñoz-Ledo, nada que ver con Perfidio, pero este apellido es muy común en Guanajuato. Fue la primera que creyó en mis escritos, pero ni así se la perdoné un día que se descompensó al tomar tequila, vodka, cerveza y un ron llamado Don Q.

Ni me formé como futuro profesor ni nada, pero si logré una asesoría para “Proyectos de Inversión I y II” en la cual, de acuerdo a los alumnos, daba mejor la clase que el ing. en cargo.

Después di clases en una prepa, lugar donde duré solo 3 meses porque me corrieron cuando los directores se enteraron que organizé un reven en mi departamento de Tlalpan y que todos los que fueron acabaron ahogados de pedos. De esa fiesta salió una alumna embarazada (que por cierto ahora sigue buscando quién es el padre de su hijo, yo no fui porque en ese entonces tenía novia, si, novia, aunque no lo crean en algunos momentos de mi vida si he podido tener una relación mas o menos llevadera), dos compañeros madreados, se perdieron TODOS mis cassetes y se rompieron como 5 botellas de cerveza sobre la Calzada de Tlalpan.

Siempre creí que un maestro debe ser amigo y guía de los alumnos, claro, si necesitan un guía para ir de pedo, pues es necesario sacrificarse……… o no?

Ya en Puebla, reorganizé mis contactos y me salieron dos profesores de X universidad dispuestos a echarme una mano, pero no pudieron ayudarme para dar clases ahí, prometieron recomendarme para una vacante. Y salió. La universidad patrulla me llamó a mi celular.

Ya instalado en la sala del director de la Universidad, que parecía mas bien un pinche consultorio macuarro del IMSS, me comenzó a preguntar de mis antecedentes, al tener en sus manos la lista de todas las pendejadas que he hecho en mi vida (me tomé la libertad de no incluir este blog, no porque me dé pena, sino porque el muy pendejo no entendería) me comenta con voz solemne:

Usted tiene el perfil necesario para trabajar en nuestra Institución.

A lo que yo internamente me preguntaba: Y esta pinche-jodida-sacadinero-universidad-instalada-en-una-casa-vieja-y-apunto-de-derrumbarse tiene el perfil necesario para que trabaje yo aquí?

Le dí las gracias por haberme llamado pero me excusaba de tomar la oportunidad de trabajo que me presentaba, tuve que buscar una salida digna sin afectar a los amigos que me recomendaron:

Es que no estoy titulado.

Ah, entonces nada puedo hacer por usted, pero me quedo con su CV para cuando se titule y se integre a nuestra plantilla de profesorado. Ja-ja que pendejo, pinche director momiza que discrimina a los que no están titulados, que acaso una persona que no está titulada no merece dar clases? que hijo de puta.

Ahora he decidido dar solamente clases en la

°°°“Escuela para Señoritas Sergio Andrade”°°°
(se doman niñas problemáticas, caprichosas y berrinchudas)

Espero ahí poder poner en práctica mis conocimientos.