°°°° La guarida del Tío Lolo °°°°

Tuesday, October 31, 2006

Jaloguines

Siempre he sido un eterno enamorado del cine de terror, pasando por el cine simplón y clichesco gringo hasta por el sicológico (y medio aburrido en ocasiones) oriental, por lo mismo me castra que la gente pendeja crea que “Scream” es una buena película de terror cuando ni siquiera es de este género.

Al igual que las películas de terror soy aficionado a todo lo oculto y misterioso (entre lo que podemos contar las preguntas metafísicas “De qué color serán las pantys de esa rorra?”) pero a veces ni tan oculto ni misterioso porque me pondrían a buscar las cuentas de banco donde seguro tiene su lana la profesora Elba Esther y eso no es menester de esta pagina. Solo el terror que provocan las imágenes feas, horrorosas y jediondas, mmm, pensándolo bien, si tiene cabida Elba Esther y sus maistros de primaria.

Durante mi época de preparatoria era obligatorio organizar una buena fiesta en esta fecha, se hicieron varias con compañeros de la secundaria y se pusieron wenas. Todo acabó el día que llegó un cabrón disfrazado de momia y no quiso cooperar para el pomo. Comenzamos a darle sus wenos zapes con salivita en la nuca pero el cabrón salió respondón, total le seguimos dando patadas y chingadazos hasta que nos cansamos. Todos creíamos que era El Hermano Sol, un cabrón muy religioso y persignado pero bien mariguano, pero no, resultó ser el primo de la novia de un amigo que llegó de improviso, sin avisar ni nada. Quién lo manda a parecerse al Hermano Sol.

Total que acabó llamando a la policía con el pretexto que lo quisimos asaltar y se le perdieron dos cassetes (si, leyó uested bien, cassetes) de música hip hop que le habían traído de los merititos Yunaites costándole 27 dólares cada uno. Los pinches cassetes nunca aparecieron pero el cabrón echó a perder la fiesta. Ahí se acabó la hermosa tradición. Siempre me he quedado con la duda si realmente existieron los cassetes, de que si venían de los Yunaites y que realmente hubieran costado 27 dólares (con taxes incluidos? Pregúntome yo)

Un año decidimos unos amigos ir a celebrar el jaloguin en el campo. En una ranchería alejada a 4 horas de la civilización. Claro, con su wena dotación de pomos, cervezas, botanas y música para joder al vecino (Jairo Calixto dixit). Además de unas nenorras ponedoras y jaladoras.

Estábamos en plena celebración, entre fogata, música, chelas y degenere cuando se sueltan los plomazos. Un pinche ranchero mocho creyó que estábamos invocando al demonio con la música y los bailes y se soltó echando plomo con su escopeta chaquetera. Ahí quedó en pedazos mi vieja grabadora que tenía desde la secundaria. Lo único que se alcanzó a rescatar fue el garrafón de agua loca que iba en la batea de la camioneta mismo que se acabó en el camino a la civilización con su consiguiente chinga de la garganta de dos semanas.

Desde esos días los jaloguines ya los celebro en calma y santa paz. Sé que es un día mágico-cómico-musical pero lo tomo por la paz. Creo que a los muertos bastante los jodo diariamente cuando me echo un pedo en la mañana y se los dedico.

Próximo Post: la verdadera historia de Ulises Ruiz, la APPO y todas las chingaderas que suceden en Oaxaca.

El Tío LoLo respira aire putrefacto y lo expele aún mas jediondo por una de sus 12 cavidades naturales.

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