Grito pero quedito

Casi nunca celebro el 15 de septiembre.

Nunca he encontrado algún fundamento para mi apatía para celebrar nuestras fiestas nacionales, me gustaría sentir al 100% ese fervor patrio que tienen muchas otras personas cuando gritan Viva México¡¡¡… pero no. Desgraciadamente no lo tengo.

No sé si sea porque desde niño quise ser arqueólogo. Estudié mucho la historia de México, me aprecio de ser un mediano conocedor de muchas etapas de la historia, pero creo que eso me llevó a desconocer el fervor ciego por un país que siempre ha estado convulsionado y pocos hacen algo.

En estos tiempos el cura Hidalgo podría haber sido juzgado por el Tv Notas de polígamo al tener muchas mujeres y 5 hijos. Morelos igual, recordemos a su hijo traidor Nepomuceno. Caray con lo que cambian los tiempos, de tener hijos regados a ser acusados de pederastas y viola-monaguillos-chapuceros.

En cierto punto me da ternura ver a muchos que se desgarran el alma por la bandera y no saben a ciencia cierta qué significan los colores. Recuerdo que en la secundaria puse en ridículo a cierto profesor porque hablaba mucho de los símbolos nacionales y cuando le pedí que me los dijera solo le atinó, literalmente le atinó a 3.

Quizá sea de los pocos que ama a su patria, no azotando la bandera entre miados y cerveza la noche del grito, pero si dispuesto a ofrendar su vida por ella. Claro, no por las pendejas órdenes de un presidente sangriento ni mandilón, sino por el real peligro que representaría un extraño, pero eso es una cosa utópica en México. Diariamente nos mientan la madre ya no solo los gringos, sino cualquier pendejo extranjero (cubanos y argentinos incluidos) que viven a nuestras costillas.

En igual situación me encuentro con la selección nacional, pero ese es otro sentir, no puedo ser cómplice de la TV que nos quiere idiotizar, de los mercanchifles que nos la quieren vender hasta en pañales para bebé y muchos menos de aquellos panboleros que se conforman con que simplemente ruede un balón y vaya atrás un mexicano corriendo como pendejo y sin la menor idea de lo que es orgullo, coraje, entrega y corazón.