°°°° La guarida del Tío Lolo °°°°

Thursday, August 24, 2006

Taxi ......... Libre¡¡

Uno de los mejores medios de transporte en el mundo son los taxis del DF.

Siempre que quería llegar a un lugar rápido, dejaba mi coche cómodamente estacionado en la oficina y tomaba el metro, normalmente el trayecto de una hora en auto en metro me tomaba 35 minutos.

Pero si traía mucha prisa la única opción era el tomar un taxi (si era amarillo mejor, mas barato) y lanzarme a toda máquina al lugar de la cita.

No puedo mentir al afirmar que cada taxi tenía lo suyo.

  • Un taxista, recuerdo, tenía una tienda muy bien surtida en su taxi, tipo El Borras en los Beverly de Peralvillo, desde el TvNotas hasta la Playboy reciente tenía lugar para leer y no aburrirse en el tráfico.
  • Otro traía todo un zoológico en su taxi, en el tablero había puesto muchas figuras de los Picapiedra y en la tapa de atrás del VW toda una fauna prehistórica con animales, plantas y hasta un pequeño lago artificial.
  • En Navidad no faltaba quién trajera un nacimiento completo hasta con lucecitas¡¡ en el espacio del copiloto (recordemos que todos los taxis VW sedanes del DF no tienen asiento de copiloto)

Y los menos adornados, no eran menos aburridos, su plática te hace reflexionar muchas cosas. A todo esto solo quiero mencionar a 3 taxistas no comunes en este planeta:

1. Un día que fui a comprar una impresora a la Plaza de la Computación en el DF (Eje Central) al salir tomo un taxi para que me llevara a unas 6 cuadras adelante, le dije a manera de sugerencia fallida que hubiera sido mas rápido si nos fueramos por la calle que justamente estaba del otro lado del Eje y que ni en sueños podríamos atravesar. No para este amigo. Sin voltear, solo sacando la mano, da el volantazo hacia la izquierda valiéndole madres y nos cruza mientras escuchabámos un chingo de chillidos de llantas frenando por el taxi que se les cruzaba mero enfrente. Fácilmente fueron unos 20 coches que frenaron bruscamente y no puedo ni imaginar todas las mentadas de madre que fueron enviadas al taxi y sus ocupantes. El pinche taxista solo se reía dejando ver solamente 4 dientes en su oceáno y diciendo “solo así se pasa en el DF, a lo cabrón y machín

2. Cierto taxista tenía una unidad Tsuru en muy buen estado. Cierto día llega temprano a su casa, se sienta en el sillón y enciende la TV. Su mujer le pregunta que qué pasa y el tipo contesta: “Me robaron el taxi unos tipos, me dijeron que no lo denunciara y que si no lo hacía iba a aparecer en tres días por la Agrícola Oriental” (La Cavernícola Oriental pa los cuates). Dicho y hecho, a los tres días (esto fue un lunes y el jueves apareció) estaba la unidad en tal colonia. Yo tuve que abocarme a amachinar en la búsqueda del taxi. Era el papá de una ex. El colmo viene cuando le pasa por segunda vez. Lo mismo, se lo robaron y aparece intacto tres días después en la Col. Obrera, weno, hasta el dinero del cenicero estaba sin tocar. Ya medio sospechando del tipo, no ayudé en la búsqueda y tuve que enfrentar muchos reclamos de la familia ante mi negativa –detectivesca. Al tercer evento similar, un comandante de la Judicial amenaza a la familia diciendo que es muy sospechoso ese asunto y que si de nuevo “se vuelven a robar el taxi” ahora si procederá y se cargará en el bote a quien sea. Desde ese día (hasta la fecha) no se ha vuelto a “perder” el taxi. Menos mal.

3. Mario Bros era su apodo. Era el chofer de planta de la agencia de publicidad, tenía un Chevy taxi que estaba al servicio permamente de la oficina, si salía un viaje extra en el trayecto pues mejor para él. Físicamente era igual al mono del Nintendo. Gordito, chaparrito, cara redonda, gran bigote y muy risueño. Este wey tenía una debilidad, las mujeres y el juego. La debilidad era el juego porque las mujeres era puro gusto. Todas las noches estaban en el Yak él y su familia. Sin faltar se arreglaban y en la noche estaban ya en Polanco jugando. Todo el dinero que ganaba diariamente se lo chutaba ahí. Obviamente nunca ganaban, pero su único gusto era saber que “anoche ganó el que estaba en la mesa de al lado, la suerte está ya cerca”. Un día fue su cuñado a jugar solo y ganó 60,000 pesos, quiso el dinero en efectivo porque desconfiaba de los cheques. Le consiguieron un “taxi seguro” los del lugar con el fin de que llegara a salvo a su casa. Le metieron una madriza de antología. Mario Bros cuenta que un día recogió en la terminal a una coqueta costeñita que le dijo la llevara a cierto congal del centro del DF. Era una zorrita que venía a probar suerte (y otras muchas cosas corpóreas) en la gran ciudá. Rápidamente entraron en confianza y le pregunta que con cuántos se ha acostado a sus 17 años que decía tener. “Mira amigo (léase con acento Peje) si juntarámos todas las vergas que me he comido irías de aquí a Acapulco y regresabas”.

Por lo mientras yo no tengo pensado ir a Acapulco próximamente.

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