Tuve a bien asistir a una inauguración de pinturas ayer en la noche.

Si la exposición de pintura hubiera sido de un maistro pintor que recién le echó la brocha gorda encima de una pared pelona dejándola blanca y lisita, hubiera estado mejor, pero no, fue de una vieja cacatúa que pagó por exponer sus pinches pinturas cursis llenas de panes, canela y mantelito y pomposamente la llama “Día de Muertos” qué nombre tan original. Una pintura mostraba a sus nietos jugando alegremente en un columpio, hijos de la chingada tienen toda la pinta y los pulgares chuecos de tanto jugar en el XboX como para que la patética de su abuela los inmortalize jugando “a tú las trais”.

El ambiente era insufrible, típica reunión culturosa donde todos visten como nerds y entre más extravagantes parecen mas inteligencia quieren proyectar. Pinche bola de zánganos, si Batio me hubiera dado un poco de su inspiración agarraría a toda la hila de hijos de puta culturosos y les hubiera metido las pinturas por todos los orificios naturales de su cuerpo.

Mi acompañante revela que el motivo original de la exposición es mantener a la vieja entretenida en sus clases de pintura mientras su marido, gran proxeneta jodedor, anda de pitofacil con una pinche cubana que conoció en Campeche y que ahora la tiene viviendo en Puebla a todo lujo. Si un pinche cuadro horroroso se vendiera el dinero iba a ir a cierta fundación caritativa cuyos fondos se diluyen en las reuniones de todos los jueves cuando las momias se reúnen a jugar canasta.

Me arrepentí de haber ido a la chingadera esa, máxime que nunca llegó la francesita que me iban a presentar ya que de acuerdo a las malas lenguas, es muy caliente y nalgas fáciles. Solo por eso fui y nunca llegó.

A tal grado llegó mi aburrimiento que me entretuve más en la pinche tele blanco y negro del vigilante que sintonizaba el partido de México contra Paraguay, partido infame pero mas entretenido que la exposición de la vieja guarra. Muchos me critican mi nulo sentimiento futbolero ante la Selección Mexicana, pinche bola de pendejos sin orgullo deportivo. Nunca le he ido a México ni le iré.

Justo cuando el poli me platicaba de la estrategia de LaVolpe (suena como imagen surrealista, pero sí, un pinche vigilante-velador-directortecnico tiene bien aprendida la estrategia futbolera), llegó mi acompañante del brazo de una amiga de la cacatúa-seudo-pintora, de iguales años y arrugas misma que de inmediato comienza a joderme con sus preguntas mamilas acerca de la cultura en México. Yo que chingaos voy a saber qué movimiento hay actualmente en la literatura mexicana? Le dije, solo sé que el único movimiento que hacen los culturosos en México es cuando mueven las nalgas para ir a solicitar al pinche FONCA las becas para los cuates y hasta ahí llega.

La amiga-cacatuesca nos invita a cenar a su casa. Vive en una zona residencial, es viuda y sus hijos viven muy tranquilamente en Boston haciendo noséquemadres. Después de chingarnos una botella del asqueroso Guacardí Blanco mi acompañante me invita a retirarme de la casa muy discretamente, la cacatúa tiene deseos de volar.

Recordemos que los pericos y demás aves parecidas solo tienen sexo en el aire. O sea, cogen mientras vuelan, en tierra la líbido no les funciona. Imagino que será toda una pinche experiencia media rara el coger volando. Allá ellos.

Hoy en la mañana me comunican que hubo reclamación en la noche-voladora-amatoria. Le reclamaron del porqué se quedó dormido a la hora de la hora. El alcohol fue la excusa principal. No quiso herir a la cacatúa por el asco que le originaron las carnes flácidas a mi acompañante-perico-cojedor-volador.

Le comenté que hubiera dicho como Camilo Cela cuando se durmió en un evento culturoso (pa´variar) y el pendejo organizador le reclamó.

-Usted estaba dormido durante el evento, eso es una falta de respeto.
Responde Cela: - Disculpe, pero no estaba dormido, estaba durmiendo
- Es lo mismo, responde encabronado el culturoso-ortolálico
- No, no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo
- Ah no’ y porqué?
- Porque no es lo mismo estar comido que estar comiendo, dormido y durmiendo, para ser más explícito, no es lo mismo estar cogido que estar cogiendo.

Ante tal razonamiento, el culturoso tuvo que callarse el hocico. Realmente no es lo mismo.

Yo por eso siempre estoy durmiendo. Hasta con los ojos abiertos.